viernes, 8 de abril de 2011

¿Estará la web 3.0 a la cola?

Reflexión sobre el seminario ¿La Web 3.0 sigue a la Web 2.0?

Quizá, según nos comentaba Emiliano Treré, el excesivo celo a la hora de teorizar sobre los cambios (del ya gran cambio) de internet, haya provocado un choque entre la teoría y la práctica. Probablemente, y partiendo desde sus reflexiones, la teoría avance incluso más rápido que la actividad y evolución del usuario en la red, donde el uso activo, participativo e interactivo de la web 2.0 podría haber perdido vigencia.

Para Traoré, ya no tiene sentido hablar del estereotipo de uso, ya que es el propio usuario y no la tecnología la marca el camino. Será la propia web, la que aprovechando la inteligencia colectiva acabe por avanzar, por ello, es difícil adivinar los puntos de desarrollo del uso (y desarrollo de aplicaciones para encontrar formas de satisfacer) de la red.

Los usuarios son ahora “prosumers”, emisores y receptores, productores y consumidores de la información, y por lo tanto, ya no son meros espectadores sino que forman parte activa, además de la producción, del desarrollo de formas de entender y comunicar dentro de la red, explorando posibilidades y resquicios dentro de la novedad inexplorada. Es la “sabiduría de la multitud” punto de partida para Traeré de la “mejora de la sociedad”.

Su compatriota Verónica Grassi, en cambio, puso de manifiesto que necesitamos otro modo de comprender la web, partiendo de la web semántica; es decir, entendiendo y creando significados semánticos a partir de la web. La contrapartida, según Grassi, la pone Floudi, quien afirma que esta forma de entender la web no será socialmente viable, ya que las máquinas (y estamos de acuerdo), no pueden crear significados como los usuarios reales

Desde este punto, cabe la reflexión de que quizá, con la utilización masiva de máquinas, se esté planteando la interacción, el uso del internauta como una corriente mecánica que se suma a las olas de “modernidad” que acarrea el desarrollo web. En internet, en cambio, la interactividad entre los distintos usuarios, que establecen nodos según sus intereses es aún mucho más importante que la información en sí. Para un robot, la información serán datos que enviar a través de una corriente hacia un punto de la forma más eficiente. Sin embargo, para un usuario real, la información será transmitida según un interés y una intención más allá de la mayor eficiencia.

De esta forma, es criticable el determinismo tecnológico, pues los usuarios seguirán manteniendo una libertad unida a su capacidad de interesarse y mejorar sus relaciones tanto sociales como con la información y el aprendizaje.

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